Vahema Uncategorized EL SILENCIO DE LAS MONTAÑAS

EL SILENCIO DE LAS MONTAÑAS

EL SILENCIO DE LAS MONTAÑAS

Como puedo decir
que no la conozco,
si sus ojos de miel
se pasean por una
superficie trabajada
por las manos.

Su mirada rebota
en las montañas verdes.
Y en el silencio de las
montañas quedan grabados
tus ojos.

Y en la semilla de tu tierra
no crece la soledad.

En tu voz, no se acumula
el llanto, no tiene un
horizonte que la limite
es ancha y vasta, a veces
se esconde y se camufla
en el divorcium acuarium
de las palabras.

Tu voz bebe de los ríos,
por eso es intrepida y
la luna alumbra tu voz de río.

Tu rostro tardó mucho tiempo
en aparecer.Estaba
enterrado entre malezas antiguas
y castillos feudales.

Tu rostro, volvió a la vida
y descanso,
en los patios de un convento.

Se limpiaron sus arrugas
cuando volvió a sentir
el fresco olor de los pastizales.

Las montañas verdes
le dieron su crema
y las huellas de tus pasos,
el perfume del silencio.

Sobre la sombra
de tus huellas,
pude distinguir tus zapatos,
habían caminado, volado
y en la estación de la amistad
se quedaron a descansar.

Vahema Santa Maria
domingo 19 abril 2009

Leave a Reply

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Décimas Relacionadas

ES LA LUZ DE TU CORAZONES LA LUZ DE TU CORAZON

ES LA LUZ DE TU CORAZON

Nuestra amistad perdura
por nuestra madurez
tanta juventud y vejez
en el cielo de tu hermosura.
Pero tu solemne cordura
es cariño y comprension
vencimos a la tension
curamos nuestra herida
mi eterna preferida
es la luz de tu corazon.
Vahema
09 de agosto 2009
sucre bolivia

SOBERBIA ENTERRADASOBERBIA ENTERRADA

SOBERBIA ENTERRADA

New York,New York
¿Cuál es tu destino?,
llamas en tu camino
tragedia y horror
muerte y dolor
ciudad desvastada,
esperanza quemada
en tus ambiciones
fuego en tus mansiones
soberbia enterrada.

vahema
15 Nov. 2001
Sucre Bolivia

LA LUCHALA LUCHA

Las flores de tus ojos,
me enseñaron la lluvia,
a buscar en cada pétalo
de la vida
las hojas desnudas
de la opresión.
Caminé por el silencio
de tus palabras
y encontré
una flor que me llamaba.
Sus hilos de sangre
se perdían,
en la raíz de la tierra,
las huellas de su sombra
me hablaron en la noche,
y dejaron en mis manos
su camino de libertad.
Recibí en mis sentidos,
las voces de los enterrados,
sonaron sobre mis oídos
las gargantas de los fusilados.
En la piel suave de las flores
encontré las huellasde tus ojos,
y con los racimosde las hojas
recogí las manosquemadas
con las sílabas
ardientes
de la sangre
y de la pólvora.

Vahema

La Paz – Bolivia

2005