Vahema Uncategorized LA TRISTEZA EN TU ROSTRO

LA TRISTEZA EN TU ROSTRO

LA TRISTEZA EN TU ROSTRO
ES TU ROSTRO UNA PREGUNTA?
QUE SE ENVUELVE
EN EL LLANTO DE UNA PENA
DONDE GIRA UNA ANGUSTIA
CUBIERTA DE SUFRIMIENTO.
EL LLANTO DE LA HISTORIA
ME GOLPEA CON SU PREGUNTA
Y EN EL TUNEL DE LA INDECISIÓN
EL ROSTRO DE LA TRISTEZA
EMBARGA MI EMOCIÓN.
¿DE CUANTOS?
CARGO SU DOLOR
ELLOS ME LO ENTREGAN
Y SE DESARMA MI MEMORIA.
COMPUNGIDO TERMINO
DE VER OTROS ROSTROS
Y EN LA PESADUMBRE
DE MI DOLOR HUMANO
SOLO VEO LUCES TRANSNOCHADAS,
ROSTROS PÀLIDOS,
MALTRATADOS,TOMANDO DEL OLVIDO,
UNA MIRADA DESOLADA.
HAY ROSTROS QUE SE ABANDONAN
EN LA TELAARAÑA DE LOS PROBLEMAS
Y EN LA PUERTA DE SU DESOLACIÒN
SOLO ALCANZAN A TOCAR
UNA NOCHE PASAJERA.
VAHEMA SANTA MARIA
22 JUNIO 2009
SUCRE BOLIVIA

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EL RUIDO DEL SILENCIOEL RUIDO DEL SILENCIO

EL RUIDO DEL SILENCIO

He puesto a hervir
agua, en la soledad
de mi cuarto, me
acompañan las cosas
inertes, y en los
mensajes del celular
solo veo letras,no
escucho la voz, ni
tampoco veo la imagen.

El ruido del silencio
acaparan mis oidos,
la hipertension es un
enemigo agazapado
solo queda medio metro
para el derrame cerebral.

Suenan los timbres
del mensaje
y las letras caminan
sin saber que decir
es una esperanza
recortada por el dolor.

Los pasos se van
acortando ellos
hablan desde que
nací, y me
sacude el cansancio
el peso imborrable
de los recuerdos,
el amor solemne
a la causa justa

la carcel mojada
el sotano maldito
los juicios sin rostro
todo esto se vive
en mi cuarto
alli estan las
estaciones de la vida
la crueldad del tiempo
la espera silenciosa
las huellas del guerrillero
la emboscada asesina
la verdad de la doctrina
muchos vienen y otros
se van marchando
a ocupar el sueño silencioso
de la historia,
a organizar el peso
del acero.
v a h e m a
20 setiembre 2009

LA LUCHALA LUCHA

LA LUCHA
Las flores de tus ojos,
me enseñaron la lluvia,
a buscar en cada pétalo
de la vida
las hojas desnudas de la opresión.
Caminé por el silenciode tus palabras
y encontréuna flor que me llamaba.
Sus hilos de sangre se perdían,
en la raíz de la tierra,
las huellas de su sombrame hablaron en la noche,
y dejaron en mis manos
su camino de libertad.
Recibí en mis sentidos,
las voces de los enterrados,
sonó sobre mis oídos
las gargantas de los fusilados.
En la piel suave de las flores
encontré las huellasde tus ojos,
y con los racimosde las hojas
recogí las manos
quemadas
con las sílabas
ardientes
de la sangre
y de la pólvora.
Vahema